¿Tienes dudas sobre el tipo de seguro que necesitas?

¿Por qué no llego a fin de mes? ¿Puedo sacarle partido a mis ahorros con los tipos de interés tan bajos que hay? ¿Me conviene invertir en Bolsa? Son preguntas que muchas veces nos hacemos sin encontrar una respuesta convincente. No falta eso que se ha dado en llamar educación financiera. Y no estamos solos: es algo muy extendido y que tiene que ver con la escasa formación que hemos recibido en la escuela y en casa sobre las finanzas personales, a pesar de lo relevantes que son en nuestra vida. Fíjate sí será un fenómeno universal que hay incluso un Día Internacional de la Educación Financiera, que se celebra todos los años el 5 de octubre.

Esta jornada pone el acento en la importancia de que cualquier ciudadano, en una economía de mercado, cuente con una cultura financiera básica. A partir de ahora iremos comentando en esta web algunas de las “asignaturas” que tenemos pendientes. ¿Cuál sería el temario que deberíamos aprobar? Seguro que en algunos puntos te sientes más cómodo que en otros.

1. Aprender a hacer presupuestos en el hogar

Aquí estamos hablando de llevar, como en una empresa, el balance de ingresos y gastos. ¿Escribes los “apuntes contables” en una libreta o Excel? Así, a final de año podrás hacer balance y anticiparte a los picos de gasto que tienes por meses: por ejemplo, en qué momento vienen los recibos de los seguros, la matrícula escolar o el IBI. Y segmentarlos mensual y anualmente por grupos: ropa y calzado, ocio, automóvil, telefonía, estética… ¡Seguro que te llevarías alguna sorpresa! También es crucial saber cuánto nos gastamos anualmente en intereses: en la hipoteca, los descubiertos en la cuenta bancaria o en compras a crédito. A lo mejor descubres que un 10% o un 20% de tu gasto se lo llevan los intereses bancarios, quizá por compras compulsivas o por no organizar bien el presupuesto anual.

2. Aprovechar bien los beneficios fiscales

Muchas veces pensamos que eso de las deducciones y beneficios fiscales están pensados para personas que hacen inversiones o con rentas altas. Quizá porque no conocemos los derechos que tenemos para acogernos a subvenciones, becas, ayudas y deducciones. Las hay de ámbito estatal, autonómico y local. Por ejemplo: si instalas placas solares en tu casa hay ayuntamientos que bonifican el 50% del IBI. O deducciones en el IRPF por alquiler para jóvenes de hasta 35 años. También es importante conocer la fiscalidad en tu comunidad autónoma sobre herencias y donaciones en vida. En ocasiones están exentas y pueden ser una solución óptima de ayuda de padres a hijos o entre hermanos y cónyuges para comprar una vivienda o montar un negocio.

3. Pensando en la jubilación

Todo el mundo te recomendará que te hagas un plan de pensiones. Es un buen consejo, sin duda, por sus beneficios fiscales y como garantía para el futuro. Pero no todos los planes son iguales. Antes de contratarlo, deberíamos conocer los términos básicos que guardan relación con su nivel de riesgo y las condiciones para rescatarlo antes de tiempo. Se pueden recuperar en caso de desempleo o enfermedad grave, por ejemplo.

4. Protege tu patrimonio y el de tu familia

Todos somos propietarios, en alguna medida. De un coche, una vivienda, unas joyas o un terreno. Pero también de unos derechos que hemos adquirido con los años gracias a nuestro esfuerzo y por los lazos familiares. Como los que generan las cotizaciones a la Seguridad Social o los derechos de sucesión. Los despachos de abogados litigan a diario con miles de casos relacionados con la propiedad. Parte de esos contenciosos se podrían evitar si conociéramos previamente los derechos que nos asisten en los ámbitos personal, laboral, económico o familiar. Y se mitigan cuando hemos previsto instrumentos de protección ante lo imprevisto o en caso de conflicto. Es ahí donde entran los seguros que protegen nuestras propiedades y nuestra vida.

5. La mejor inversión

Terminamos con un punto fundamental que da nombre al concepto de educación financiera: la formación sobre la inversión de nuestro dinero. Los productos financieros en el mercado son diversos: cuentas bancarias, depósitos, renta variable, renta fija, acciones… Seguro que si los enumeramos así los reconoces fácilmente. Pero si entras en detalle, encontrarás unas barreras de entrada muy poderosas. ¿Cómo voy a invertir en Bolsa si no sé ni por dónde empezar? ¿Lo fío todo a un plan de pensiones y la compra de vivienda, o diversifico mi ahorro y mi riesgo? Las opciones conservadoras de ahorro por las que solemos optar están relacionadas con nuestra falta de información para invertir. Y por algo muy importante que en Caser tenemos interiorizado: la mayor preocupación de los españoles, a la hora de gestionar sus ahorros, según todos los informes, es asegurar un futuro para sus hijos y seres queridos.

Por todo ello, cada vez es más demandada la figura del asesor personal que ayude al ciudadano de a pie a manejarse en ese ámbito.

No hace falta decir que aquí me tienes para eso.

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